Llegó el momento de que nada se atragante entre mis dedos, de escribir lo que siento y pienso como si todo fuera nuevo.
Como quien forja su propia espada, el acero me ha hecho fuerte, sin tapujos, sin temer la contradicción del ser, del siento.
Entendí lo que es brillar por encima de mi, no para ser vista, sino para llegar más lejos.
Y solo entiendo los años luz como la distancia entre lo que fui, lo que soy y lo que puedo llegar a ser.
Y mientras, la paradoja mueve mi mundo, el de mirar sin ser vista, el de creer sin fe, el de morir en vida y el de sentir el sinsentido.
Este concepto que soy a razón de dos kilos de calamidad y éxtasis, es lo que hace de mi brújula mi nombre, que me mueve y paraliza hacia lo que la vida y su ausencia representa.
Y así comienza este blog, con la luz y su ausencia, y la belleza de lo que su figura representa.
Doy por nacida a Miss Paradoja. Doy por sentada su permanencia.